Por Camila Rocío García
Buenos Aires siempre fue una ciudad teatral, poblada de artistas, cantantes, actores, productores, realizadores. Buenos Aires siempre fue una ciudad bohemia, un paseo obligado para todo el que visite América Latina. El lugar del que quiero hablar nació, como no podía ser de otra manera, de la idea de una artista: Regina Pacini de Alvear, esposa del entonces presidente Marcelo T. de Alvear. Su condición de cantante lírica le permitió viajar alrededor del mundo y conocer hogares para artistas sin vivienda en países como Brasil, Italia, Francia, entre otros. Ella tenía el ferviente convencimiento que nuestros artistas debían ser reconocidos, debían ser cuidados y debían tener derecho a vivir dignamente una vez alcanzada su vejez. Así comenzó el proyecto de lo que hoy es "La casa del teatro" ubicada en Santa Fe 1243.
Ahí vive Jacinto Pérez Heredia, un artista de ochenta y seis años que repartió su vida entre la producción de teatro y televisión, Tita Merello, Greta Garbo, Bette Midler, Susana Giménez, Soledad Silveyra, Luisa Kuliok, entre otros. Fue el productor de “El amor tiene cara de mujer”, una de las telenovelas argentinas más célebres de todos los tiempos. Tan exitoso fue su legado, que este año cuando la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue a “La casa del teatro” para entregar una donación que realizaría el actor Lito Cruz, se emocionó al mirar la foto que hoy cuelga entre tantas otras en el cuarto de Jacinto, porque para Cristina esa novela era motivo de desvelo. Pero ella no se fue, vio el aspecto del comedor desvencijado y decidió arreglarlo, puso plasmas, compró mesitas nuevas, a las ventanas le puso black out y al baño sostenes para discapacitados. Todo está nuevito, reformado, y ahí Jacinto pasa sus horas quizás mirando el ajedrez de la sala de estar, ideando estrategias y pensando en la salida de la noche.
Al hablar de esta historia viva de la televisión argentina, no se puede olvidar su amor incondicional a Greta Garbo, a quién conoció en una de los tantos viajes que hizo a Nueva York, a quién le paró un taxi, a quién miró a sus ojos azul profundo tan solo unos segundos que sirvieron para seguir recordándolos de por vida. También tuvo la suerte o la desgracia de conocer a una Bette Davis, borracha, agresiva pero artísticamente brillante, sí fue en uno de los tantos Tonight Show que produjo para el célebre conductor norteamericano Johnny Carson.
Pero hoy Jacinto no quiere hablar de él, de su historia, de su vida; Jacinto quiere hablar de su nuevo hobbie: la escritura de obras de teatro y de su ansiedad por ser reconocido como dramaturgo. Hasta ahora lleva escritas cuatro obras; la última se llama Ironías del Destino.
AUDIO 1 OBRA TEATRO by camilarocio
Jacinto tiene más vida que muchos, todos los días se levanta, se baña, se afeita y se viste de punta en blanco por más de que solo sea para caminar por los pasillos del Hogar, evita dormir la siesta porque piensa que eso es una muerte en vida. A la noche recorre los teatros porteños con las entradas que sus amigos artistas le regalan, va a tomar café con sus colegas, y como si fuera poco enseña producción de televisión en el Departamento de Cultura de Berazategui. En sus tiempos libres se informa, mira la televisión y hace los llamados pertinentes para planear su noche. Ama vivir ahí, porque si él no puede estar activo se sentiría muerto en vida. Así es Jacinto y así va a seguir, recorriendo los teatros porteños y siendo feliz en su pequeño cuartito de Recoleta, cargado de recuerdos e ironías del destino como aquel 1927, año en que él nació y año en el que se inauguró la Casa del Teatro. Es extraño, pareciera que desde el origen, ambos estuvieran destinados a vivir juntos: la casa y él. Jacinto repara en esas coincidencias, como si todo estuviese predestinado; con 86 años más no se le puede pedir.
AUDIO DOS MORIR EN VIDA by camilarocio
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